Al llegar la primavera se pone de manifiesto en Valencia, de nuevo, la cuestión de futuro relacionada con el diseño urbano y las macro instalaciones deportivas de Valencia, en lo cual hay un problema en vías de solución desde hace más de diez años: el proyecto del Nou Mestalla en la Avenida de las Cortes Valencianas y el reacondicionamiento urbanístico de la zona del hasta ahora estadio de Mestalla, en la Avenida de Aragón.
Esta primavera se ofrecen todas las posibilidades de éxito para la reactivación del proyecto del estadio Nou Mestalla, particularmente por la afirmación pública del Ayuntamiento de Valencia de que no entiende caducadas las licencias de construcción del edificio, aunque sí caducada la Actuación Territorial Estratégica inicial del proyecto, instrumento urbanístico desaparecido en la legislación valenciana.
Además, el Valencia CF ha presentado en el Ayuntamiento certificaciones e informes favorables de entidades colaboradoras urbanísticas (OCA, Organismo de Control Autorizado, y ECUV, Entidades Colaboradoras de la Administración Valenciana) junto con el proyecto modificado de estadio y anexos, lo que tiene fuerza legal suficiente para que se mantenga la validez y eficacia de las licencias.
Obviamente esas autorizaciones administrativas -que urbanísticamente parece que cumplen los requisitos legales de las licencias, en criterio de la Administración normativamente competente para su otorgamiento- deberán tener la aprobación municipal de la planificación edificatoria, así como los compromisos financieros del cumplimiento de las licencias, y deberán también abordar los requisitos de cumplimiento sucesivo de los hitos de planeamiento , ejecución y financiación.
Este importante proyecto, que lleva parado quince años desde el principio de su edificación, medianamente conseguida desde su inicio, tiene unas consecuencias colaterales de gran trascendencia urbana en el caso de la reactivación y terminación del estadio Nou Mestalla. Y ello no sólo por el estadio que -indudablemente- da lustre y vigor urbanístico a la ampliación de la ciudad por la zona noroeste y salida granviaria hacia Paterna, Burjassot, desarrollando los núcleos urbanos de Benicalap y Campanar, sino que también permite otras actuaciones urbanísticas.
En ese sentido se trata de las promociones inmobiliarias que la actuación urbanística sobre los suelos actualmente ocupados por el histórico Mestalla en la Avenida de Aragón van a suponer una gran consecuencia edificatoria de la zona casi central de la ciudad de Valencia, como supone la promoción de varios centenares -o miles- de viviendas en el entorno de la Avenida de Aragón, abriendo la remodelación urbana de la Avenida de Blasco Ibáñez y la edificación de la próxima programación de la ampliación de Benimaclet, enlazando con al ámbito universitario de Tarongers y la Universidad Politécnica.
Además de estas iniciativas residenciales -que seguramente van acompañadas de mayor actividad terciaria, esencialmente comercial, pero también hotelera y turística- la nueva concepción urbanística del antiguo y emblemático Mestalla, va a implicar un espectacular hábitat en la zona norte de la ciudad de Valencia, colindante con los antiguos poblados marítimos y principal zona universitaria.
